El estrés está en nuestro cerebro, y este es un experto detector de amenazas. Así, el estrés es una respuesta psicofísica de supervivencia a una situación que percibimos como difícil o amenazadora. Es un proceso normal del organismo y no existe vida sin estrés.
Todos necesitamos una cierta dosis de estrés que nos impulse a crear, relacionarnos con los demás, a trabajar, a mejorar… ya que, de lo contrario, nunca avanzaríamos personal o profesionalmente. Sin embargo cierto grado de este motor es normal, pero en ciertas dosis o prolongado en el tiempo se convierte en negativo y dañino. Un elevado nivel de estrés, si no lo gestionamos adecuadamente o si no disponemos de herramientas para eliminarlo, se convierte en uno de nuestros peores enemigos y genera comportamientos poco adaptados a la realidad. Ambas situaciones, un elevado o un bajo nivel de estrés, son negativos desde el punto de vista de rendimiento personal y profesional.
La percepción de una situación estresante es totalmente personal. Un acontecimiento puede resultar muy inquietante para una persona, mientras que puede no resultar así para otra. La clave está en la interpretación que hagamos de la situación. Ya lo decía el emperador Marco Aurelio hace siglos:
“Si usted está angustiado por cualquier cosa externa, el dolor no se debe a la cosa en sí, sino a su estimación de la misma, y esto tiene el poder de revocarse en cualquier momento.”
Además, el problema ante el estrés consiste en un exceso de ansiedad que se genera por no disponer de los hábitos y recursos necesarios para reducir el nivel de tensión y afrontar las situaciones de una manera más adecuada.
El estrés está motivado por factores externos (como dificultades profesionales, pérdidas de empleo, muerte de un ser querido, problemas familiares) o por factores internos provocados por nuestros pensamientos, miedos, frustraciones y conflictos internos. El cerebro interpreta estas situaciones como amenazas y, aunque no ponen en peligro la vida, nuestra respuesta de huida-lucha-parálisis es la misma que damos ante situaciones de verdadera supervivencia. Así, el sistema moviliza los mismos recursos que emplea para salvarnos la vida. El problema es que con una respuesta continuada, se vuelve crónico y produce un desequilibrio bioquímico que interfiere en la salud, el rendimiento y la claridad mental.
En síntesis: el estrés es una poderosa arma que nos permite reaccionar eficazmente en las situaciones extremas, pero se convierte en un problema cuando no somos capaces de gestionarlo porque no dominamos las herramientas que existen para ello. Estas herramientas están al alcance de cualquiera.
Hemos diseñado un taller específico donde trabajaremos las habilidades necesarias para reducir el estrés. Si estás interesado, tienes más información en el enlace que hay en el lateral de la web o directamente en este enlace.
Cándida Bueno Socia Directora de Tresvias Training
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